InsidetheProduct : La resaca del garrafón

Levantarse a las 2 de la tarde con medio kilo de plomo en el estómago y con la boca acartonada, se ha convertido en una tradición el día del "Señor". Los domingos son esos días en los que se hace la fotosíntesis en el sofá mientras se lucha por respirar y se beben ingentes cantidades de agua.
Días en los que te acuerdas (o intentas hacerlo) de todo lo que bebiste y te maldices por ello, y sobre todo, maldices al mesero que te sirvió ese garrafón, y que en la cama te ha dejado. Pero, ¿Hasta que punto tiene responsabilidad el mesero que te sirvió ese mataratas?. ¿El garrafón existe realmente o es un mito?.

Hace años, era práctica extendida adulterar las botellas de alcohol. La falta de controles sanitarios serios en la España de posguerra, favorecía esta práctica entre los productores. Un ejemplo, fue el caso metílico en 1963 en el que se estima que la bebida asesina mató a más de mil personas según las estimaciones del fiscal Fernando Seoane Rico.
En la primavera de 1963 algo inexplicable ocasionaba extrañas y masivas muertes en el rural gallego y en la costa canaria, pero nadie era capaz de explicar este hecho. En un primer momento se pensó en aneurismas cerebrales o en una epidemia de meningitis. Marineros de Lanzarote fallecían en pocas horas, al igual que decenas de campesinos en Galicia, pero ni el más avezado de los investigadores lograba relacionar ambos episodios. Posteriormente se supo que Casa Lago, en Vigo, compraba la materia prima de sus licores al industrial ourensano Rogelio Aguiar, propietario de un almacén de aguardientes, quien, a su vez, adquirió 75.000 litros de alcohol metílico, altamente tóxico, y cuyo empleo estaba prohibido para consumo humano. A partir de ahí la catástrofe fue imparable.
El Gobierno franquista nunca reconoció el error cometido al permitir durante años el libre comercio de metanol, y evitó así cualquier responsabilidad que pudiera salpicar a la Administración.

Alcoholes comercializados en el caso metílico

El origen de todo esto es el afán desmedido de enriquecimiento de algunos productores, que llevaba a añadir componentes tóxicos a las bebidas a fin de arañar unos pocos céntimos por botella.
Uno de estos componentes es el alcohol metílico o metanol, un alcohol sencillo que se emplea como anticongelante, disolvente y combustible. Este alcohol en concentraciones elevadas puede causar dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómitos y muerte (la ingestión de 20ml a 150ml se trata de una dosis mortal ). Una exposición aguda también puede causar ceguera o pérdida de la visión, ya que puede dañar seriamente el nervio óptico (neuropatía óptica). Además de todo esto, una exposición crónica puede producir daños al hígado y cirrosis.

En la actualidad, excepto casos muy puntuales, esta práctica está erradicada y solo se han encontrado algunos pocos casos en zonas rurales de la geografía española. Otras adulteraciones del alcohol, menos peligrosa si cabe, es el rellenado de las botellas con agua. En este caso puede ser descubierta rápidamente al aclararse el color en las bebidas oscuras como el ron o el whisky pero más difícil de detectar en vodkas o ginebras. El agua reduce el grado alcohólico por lo que el sabor en el paladar será más suave y normalmente al camarero no le importará echar más cantidad en la copa.
Miguel de Tomas, es experto profesional del sector y socio de una start up de destilados premium, aconseja: "Por una botella de whisky de 70 cl. hay que pagar 2,35 euros de impuestos especiales. Si la botella cuesta 3 euros, puedes empezar a preocuparte".

También es posible que se produzca una "adulteración natural" del alcohol al ser sometido durante su almacenaje a altas temperaturas o luz solar. Ésto puede producir una reacción química que transforma el alcohol etílico en metílico.

El mito del garrafón sigue vivo

La existencia del garrafón es generalizado. Todos alguna vez hemos achacado nuestra resaca a los efectos del garrafón y las cifras lo confirman, según una encuesta realizada por GfK Emer y el sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid, Antonio Cadierno: El 43% de los españoles reconoció hace unas semanas haber tenido resaca en los últimos tres meses producida por la mezcla de distintas bebidas alcohólicas (52%), por el "garrafón" (39%) o por "no haber parado de beber a tiempo" (37%). Además destaca que sólo el 12% de los encuestados sabe que la resaca en realidad es el indicador de un estado de deshidratación producido por el exceso de alcohol en el organismo.

Ante un bulo tan generalizado como este, el Laboratorio de Salud Pública del Ayuntamiento de Madrid realizó un estudio de 140 muestras de bebidas alcohólicas tomadas en los establecimientos y sobre botellas abiertas ya disponibles para el cliente. El resultado fue que sólo en el 1% de las muestras se detectaron adulteraciones. Alberto Herranz, director del laboratorio ante estos resultados comenta: "No nos suelen creer, pero los resultados son estos" y recuerda que en los años ochenta situación era muy distinta. "Entonces, con la ayuda de los programas de ordenador del CSIC encontrábamos un porcentaje de fraude impresionante, de hasta el 30%".

La resaca no es del garrafón

Aunque todavía existen algunos casos de adulteración del alcohol, en la mayoría de los casos no se traduce en un aumento de la peligrosidad para la salud. Las adulteraciones suelen ser adicción de agua en la copa o que no coincida el licor expedido con la marca comercial (marcas caras rellenadas con baratas), en cualquiera de los dos casos, no es tóxico aunque no deja se ser un delito de estafa.
Y, entonces, ¿Porque se asocia la peor resaca con el garrafón?. Ciertamente, el cuerpo no está acostumbrado a 5 copas y 3 cervezas en una noche y reacciona ante esa gran cantidad de alcohol que tiene que eliminar.

La resaca o veisalgia se produce por:

El alcohol es un diurético: aumenta la producción de orina y se produce una deshidratación del cuerpo que dura hasta el día siguiente.
Ir a la cama con grandes cantidades de alcohol en el estomago: el alcohol interfiere en el proceso del sueño y produce que no se descanse correctamente. Al día siguiente se despertará cansado.
El consumo de alcohol reduce el nivel de azúcar en sangre: interfiere en el normal proceso de gluconeogénesis. El azúcar es esencial como fuente energética en el organismo y la reducción del nivel en sangre produce la sensación de cansancio.
El alcohol desencadena una respuesta inflamatoria en el cuerpo.
Expansión de los vasos sanguíneos produciendo dolores de cabeza.
Sustancias tóxicas en licores que aumentan los síntomas de las resacas: cuando el alcohol es fermentado se producen una serie de sustancias tóxicas y dependiendo del tipo de bebida se concentran más o menos sustancias. Los vinos y bebidas oscuras como el ron y el whisky contienen más sustancias tóxicas mientras que las bebida blancas como el vodka o la ginebra tienen menos.
Irritación de las paredes del estómago.